Todo aquél que acostumbre a ir en bicicleta sabe que para mantenerla en buen estado no sólo hay que cuidarla, sino también prepararla periódicamente para los cambios climáticos que producen los cambios de estación. Esto es especialmente importante en zonas donde los cambios estacionales son bastante marcados y no sólo suponen alteraciones en la temperatura, sino que implican también cambios evidentes en el estado de carreteras y caminos a causa de la lluvia o las heladas. Prepara tu bici para el otoño con unos cuantos consejos prácticos.
Prepara tu bici
En el arco mediterráneo, la llegada del otoño implica la llegada de las lluvias, con todo lo que eso comporta: caminos embarrados, carreteras con un asfalto más deslizante… También es la época en que los días van haciéndose cada día más cortos, y se inicia un descenso evidente de las temperaturas, produciéndose las primeras heladas de madrugada. Por tanto, para aquéllos que pretendan utilizar la bicicleta también durante otoño e invierno, es hora de preparar la bici para el frío.
Lo cierto es que los cambios que hay que hacerle a la bicicleta son muy básicos. Bastará con cambiar las cubiertas por unas más adecuadas para la lluvia, colocar guardabarros para evitar salpicaduras al pisar charcos o atravesar terrenos embarrados y, algo más importante: reducir la presión de las ruedas para darles un plus de adherencia y permitir que la goma coja temperatura más fácilmente.
Aparte de esa preparación básica, en otoño e invierno hay que prestar más atención a la limpieza de la bicicleta, ya que se ensuciará mucho más que en verano, y debemos engrasarla con regularidad para evitar roces y ruidos molestos, sobre todo si realizamos limpiezas con agua a presión que pueda arrastrar la grasa. Es importante usar lubricantes de aceite, con base húmeda y específicos para la época de lluvias.
Finalmente, dado que la bicicleta va a mojarse más y el ambiente va a ser más húmedo en general, hay que intentar secarla antes de guardarla para evitar la generación de óxido.